sábado, noviembre 14, 2009

Desde lo alto de una piedra (14.11.09)

En un lugar remoto se esconde de si mismo aquello que si se busca nunca se encuentra. Es quizás algo pronto para decidir si se quiere o no. Total, el tiempo es sólo una cuestión inerbe de percepción. Entre himnos desaforados- y ahora mas que nunca- una semilla de pensamiento fermenta, abriendose camino en los raudales de la vida para conducir por senderos enraizados hacia verde futuro.
Quizás hace tiempo que algo llama y el reclamo es ya bravo como para no escucharlo. Podemos seguir incólumes no obstante, ya que no hay futuro sin esperanzas. La intencionalidad se mide desde lejanos lugares que habitan en cierto recóndito e insólito. Lugar ya claro, porque no tenemos ninguna prisa en alcanzar lo que no queremos. No tenemos ninguna prisa en descubrir de que se trata.
Es no obstante posible embarcarse en una odisea de cáliz distinto, ya que cada paso que damos nos imana hacia adelante. Tortuosos -lo se- pero no por ellos menos apetecibles, son elocuentes las veces que mirando hacia alli me pregunto. Y entre aquellas también otra será la respuesta. Tu sige conmigo, porque el verdadero espejo es quizás algo inherente. Miralo de cerca, porque de lejos queda muy tarde.
Indispuesta odisea que tampoco tiene mayores paliativos el decirse a uno mismo que no es necesario. Podemos enredarnos en pensamientos salvajes, que el curso sige entre montañas su camino hacia el mar. Es sinecuán y al mismo tiempo paradoja metáfora. Es algo magnífico y ambiguamente inalcanzable. Es tan sencillo como pronto. Levantate muchacho que habitas entre sombras, deja que pasa la luz que llevas dentro.
Sinbiótica experiencia es aquella que memorable y aliciente es necesaria. Para poder tienes que aferrarte, solo así salvamos las alturas. Y entre paredes, rugosas y anguladas, lo magnificente es quizás a veces que resulta favorable, ya que en tan pictórico panorama uno encuentra el consuelo necesario y una cierta sensación de alegría; es el saltar que durante unos breves instantes te permite levitar entre posibles. Es tu día a día.
Adelante, adelante. Nuevos recovecos que circunvalar, nuevas alturas que salvar. Acérrimo es aquello que nos es más preciado, algarbe de opciones donde podemos enfilar nuestra espada. Lucha es solo opción, no des la espalda a los gijarros, tras ellos se esconde la diferencia entre la siguiente y la anterior. Son sólo piedras, nosotros podemos ser sólo barro. Quizás. Pero tarde desenvainas y ahora debes de disparar nueva flecha, porque algunas piedras se mueven solas. Déjalas.
Participa de aquello. Ostracismo negado desde aquello que se contempla desde lejos. Las sombras nunca son lo mismo. Debes saber, no obstante, que algo perdura, como un regusto amargo que persevera en su esencia. Y no pasa nada, todavia podemos seguir discurriendo evitando el particular. Porque singularmente sigen siendo multitud. Hablamos plural. Y llegaras a la cima de esta piedra. Al margen quedan el resto, es todo lo que necesitas. Es todo cuanto tienes.
En un lugar remoto te sorprendes a ti mismo cuando contemplas desde la perspectiva la quintaesencia de tu andadura. Es una ilusión optica no obstante, ya que nada queda que tenga similar paisaje. Sige siendo otra piedra. Crece no obstante, alli donde no mirás no puedes ver y mirar muy lejos sige conduciendote muy cerca. Produce vértigo. Eres consciente ya puestos, porque algo con sabor a indulgencia propia te enseña. Eres aférrimo, en el perihelio cuando menos, pero no te equivoques, nunca aspiraste a más, siempre tuviste presente que aspirabas a menos.
Algo fermenta ya en los albores, cuando quizas el sabor de los recuerdos peca de masticado. Se forma una bola que difícilmente puedes tragar, no obstante aquello ha dejado de parecer importante. Quizás tu tiempo de siembra haya quedado atrás, pero sino quizás fue bonito, como una flor. La soplas y desaparece, es invierno en tu odisea. No desesperes no obstante, tu viaje toca a su fin; otros, recojeran las semillas. Nada es en vano, desde lo alto de una piedra.