martes, junio 27, 2006

Fruto del Destino (17/10/05)

Miro a lo lejos y con todas las letras puedo decir que me siento libre. Es echar un vistazo al horizonte y sentir esas nubes por encima de mi cabeza, esa inmensidad expandiéndose hacia el infinito dejando volar mis sueños; eso es libertad. No me encajono en sentimientos, sino que me dejo volar hasta donde nunca he llegado, porque recuerdo que sin saberlo yo una vez allí ya he estado. Echo a volar y no quedan más palabras porque todo tiende a ser infinito, ahora que el tiempo no existe, quizás el pasado tampoco.... ya no pienso en el futuro. Solo y tanto me dejo extasiar por un presente que es enteramente mío y como vida en un saco que por fin he roto, porque lo he hecho yo, no encuentro fronteras a lo posible. Pero me gusta deleitarme, me extasió en un contemplación por ende, ya que sin tiempo ni pasado ni futuro sólo y de nuevo tanto, me queda la inmensidad igual de infinito que el horizonte que contemplo de un verde presente. O quizás no sea verde, pero en mi conciencia todos los colores se visten de alegría en un momento como este. Escribo historia. Quizás tan sólo la mía pero ¿donde esta Dios para negármela?. No, ahora estoy yo, y quizás solo, pero de miedos ya he aprendido demasiado. Porque ya no temo a un Destino que no se me escapa, ya no siento el empuje de unas decisiones que no son mías ni la presión de una mente que no me responde; ahora siento el tiempo y una nueva perspectiva de las cosas; y es, es tan grande, es ilimitado y todos mis sentimientos se desbordan, pero ante la vida que yo elijo. Empieza algo nuevo, pues esto quizás sólo sea un nuevo principio pero eso ya es decir bastante. Que después de ir viendo incapaz de evitarlo como me sumergía en algo que me es ajeno ahora me descubro gritando en voz alta que estoy vivo, frente a una inmensidad que me reduce a la insignificancia, pero que no me anula. Que me puede dejar ensombrecido, pero nunca hacerme desaparecer, porque hoy tomo conciencia de mi conciencia y las riendas de mi vida. Porque hoy decido ponerme de nuevo al frente de una vida que es mía y de nadie más, y no tengo ningún miedo de lo grande de ahí fuera, de lo extenso, de lo inabarcable, levanto la cabeza y alzo la vista hacia el momento donde me siento yo mismo cara a cara con el universo. Y le sostengo la mirada. Será inabarcable, será inagotable pero también lo soy yo, a cada decisión que tomo, a cada letra que escribo, tan infinito como yo mismo, y ahora por fin y de nuevo uno solo, libre, Yo, mismamente.

1 comentario:

Belén dijo...

Increible, no se puede explicar mejor esa sensación de libertad =)